La llegada de Internet hace varias décadas a nuestras vidas trajo cambios drásticos en el día a día de las personas y la economía no pudo ser la excepción.
El ecosistema en el que se desenvuelven los sistemas financieros actuales dependen, en gran medida, de Internet y las cualidades que de éste se desprenden, como la interconectividad, interacción, globalización, inmediatez, la capacidad de mantener millones de datos en la red, y también a la reticencia a tener una cuenta bancaria.
En la actualidad, las plataformas digitales van más allá de la interconectividad entre personas a través de redes sociales, éstas forman parte de nuestras actividades cotidianas y son un factor primordial para concretar pagos, reservaciones, traslados y un sin número de actividades básicas que no se comprenden sin el soporte tecnológico que brindan dichas plataformas.
De esta forma, resulta primordial impulsar el crecimiento de estas plataformas y fortalecer su capacidad para incrementar las cantidades masivas de información, implementar el uso de Inteligencia Artificial y, por supuesto, el comercio electrónico, con la finalidad de fomentar la inclusión financiera de diversos sectores de la población.
Pero, ¿por qué es tan importante la integración de las personas a las actividades económicas digitales? De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2015, el 68% de los adultos en México tienen al menos un producto financiero; sin embargo, de esa cifra, el 92% de sigue prefiriendo pagar en efectivo cuando realiza compras. Esto se debe, principalmente, a una percepción de desconfianza por la seguridad de su información y a sentir que es complicado su uso, especialmente en compras online.
Estos datos, si bien representan un avance significativo respecto a la encuesta anterior (2012), demuestran la existencia de una brecha financiera que debe ser atendida de forma inmediata, pues retrasa el crecimiento de la economía digital, y pesea a la la integración de servicios en las plataformas digitales, aún sigue sin explorarse todo su potencial.
No es secreto que para muchas personas es preocupante que existan datos personales en manos ajenas que puedan hacer un uso inadecuado de información que involucra su patrimonio. No obstante, en la actualidad la experiencia digital puede hacerse de forma segura y confiable, siempre y cuando se realice a través de los canales correctos y sólo se brinde la información necesaria para dichas operaciones.
Las empresas de tecnología debemos desarrollar soluciones que tanto los comercios como los compradores quieran utilizar, que les proporcionen una experiencia de compra transparente, sencilla y segura. Dicho de otro modo, que les permita pagar cualquier producto o servicio de manera sencilla utilizando cualquier medio de pago de su elección, ya sea efectivo o a través de herramientas digitales, y al mismo tiempo, tener la seguridad y protección de sus datos y sus transacciones.
Si bien, el mercado ha comenzado a entender que el futuro del comercio se encuentra en las plataformas digitales, logrará posicionarse como un país líder en economía digital al realizar transacciones en línea a través de nuevos desarrollos para el procesamiento de pagos, tanto para quienes cuentan con un producto financiero, como para los no bancarizados.
Asimismo, se deben reforzar y consolidar las estrategias económicas que busquen superar la brecha tecnológica y financiera y, a su vez, las políticas públicas están obligadas a identificar oportunidades que satisfagan las necesidades de consumo de la población.
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