Es la clave para cumplir con planes de largo plazo y debe incentivarse desde la infancia.
Para la mayor parte de las personas, el ahorro es el único mecanismo para cumplir los sueños y tener tranquilidad en términos financieros.
Con la disciplina de ir guardando un poco de dinero se pueden costear estudios, un viaje soñado, se pueden atender imprevistos y, por supuesto, se garantiza la seguridad una vez termina el ciclo productivo.
Y es que si bien una porción importante de la población del país señala que sus ingresos le alcanzan apenas para cubrir sus gastos básicos, la realidad es que sí hay conciencia de la importancia de guardar algo de dinero, independientemente del monto.
Sin embargo, esto no es un hábito que se adquiere de la noche a la mañana. Desde la infancia es clave que los niños entiendan el valor del dinero y la importancia de no gastarlo todo en el presente. De hecho, la idea es fijarles una meta, como comprar algo que les guste después de un tiempo de haber ahorrado.
Así, cuando sean adolescentes y adultos jóvenes, etapas en las cuales se tiende a priorizar el consumo inmediato, ya tendrán referencia de la importancia de guardar algo de dinero para cualquier gasto futuro.
Y aunque los adultos tienden a postergar el ahorro (para cuando gane más, cuando pague las deudas…) la realidad es que siempre es posible ahorrar, y mejor aún cuando se hace en familia.
ALGUNAS CLAVES
El ahorro tiene cinco virtudes: la voluntad, el autocontrol, la disciplina, la perseverancia y la confianza en sí mismo, según el portal Saber Más Ser Más, el programa de educación financiera de la banca colombiana.
Todas estas características ayudan a que sea más fácil poner en marcha todas las estrategias que existen para guardar dinero. Una primera tarea es hacer un presupuesto mensual por un año, con el objetivo de definir cuáles son los gastos fijos y variables.
Con esto, se puede dar una primera idea sobre cuál es la capacidad que tiene de ahorro. Quienes conocen de estos temas dicen que una cifra mágica es guardar el 10% del salario y una proporción mayor a ingresos que no son recurrentes, como primas, bonos y otras compensaciones no esperadas. De todas formas, si al final de mes no ha gastado todo el ingreso, es importante que esa porción que sobró se destine al ahorro.
Por otra parte, hay formas para aumentar la capacidad de ahorro. Por ejemplo, cuando se termina de pagar una deuda, lo que se destinaba a la cuota podría guardarse, en vez de gastarlo como si se tratara de un ingreso adicional.
Otro tema importante, y de responsabilidad no solo con el bolsillo sino con el medio ambiente es racionalizar el consumo de servicios públicos.
Aunque es bueno ahorrar sin motivo, a veces es más sencillo para las personas fijarse metas a mediano plazo, pues esto se convierte en un incentivo. Además, es importante tener conciencia de que en caso de un imprevisto (emergencia médica o daño en la vivienda que necesitan ser atendidos de inmediato) es mejor sacar de lo que uno ahorró que endeudarse.
Incluso, el dinero ahorrado puede permitir aprovechar oportunidades de inversión para hacer crecer el patrimonio en el largo plazo.
Y es que el futuro que puede parecer lejano solo puede asegurarse con el ahorro. Cuando las personas llegan al fin de su ciclo laboral y quieren disfrutar de su jubilación, es el momento de recoger los frutos de lo que han guardado durante toda su vida, no solo lo que aportaron en pensiones obligatorias, sino en otros mecanismos de ahorro que les garanticen la tranquilidad financiera en la última etapa de la vida.
Fuente: www.portafolio.co
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